lunes, 16 de enero de 2012

El agujero de Onitsha


Onitscha es una ciudad de Nigeria donde se encuentra el mercado más grande de África. Es un lugar donde no sólo se vende y se compra, sino que también es un lugar de encuentro, descanso… Las mujeres, las cuales para ir ahí se visten con sus mejores vestidos y lucen sus mejores peinados, están contentas estableciendo conversación con la multitud y las vecinas. Cuando el autor describe su llegada a la ciudad, se olvida temporalmente del mercado ya que solo había un camino para ir ahí y había una larga caravana de camiones con mercancías. Kapuscinski describe cómo sacaban uno a uno cada camión que quedaba bloqueado en un hoyo ocasionando el colapso. El autor observa como la mala suerte de estos conductores alimentaba la suerte de otras personas.

Sobre las casas vecinas vi, recién puestos, unos trozos de cartón con la palabra Hotel (…) Pues en todas partes hay personas que necesitan de mal para alimentarse, que es su oportunidad e, incluso, la razón de su existencia .

El agujero de Onitscha es el primer capítulo que leo de este libro, me ha parecido interesante la forma en la que el autor describe el paisaje y todo lo que sucede, ya que da la sensación de que lo estás viviendo mientras lees. Podría destacar muchas cosas de este capítulo, como la alegría de las mujeres africanas cuando están en ese mercado, la frase de cierre de capítulo que hace el autor, y muchas otras cosas. Sin embargo remarcaré una parte que me ha parecido graciosa:

Mi conductor atendía al nombre de Omenka (…) el día en que nos conocimos, al despedirme de él no le di nada. Se alejó sin decir ni tan siquiera adiós. La vez siguiente le di cincuenta nairas. Dijo adiós e incluso esbozó una sonrisa. Animado, la vez siguiente le di cien nairas. Dijo adiós, esbozó una sonrisa y me dio la mano. En vista de ello, en la siguiente despedida le di ciento cincuenta. Dijo adiós, esbozó una sonrisa, me transmitió un saludo y, cordialmente y con las dos manos, estrechó la mía. La vez siguiente aumenté la tarifa y le pagué doscientas nairas. Dijo adiós, esbozó una sonrisa, me dio un fuerte abrazo, transmitió un saludo para mi familia y, en tono preocupado, me preguntó varias veces por mi salud.
Ana Requena Estorach
2ºBTX C

Los mercados africanos son un auténtico espectáculo: las mujeres se ponen sus mejores ropas para asistir a éstos, lucen los peinados que se hacen una a la otra…

Son como discretos pases de modelos permanentes entre la multitud. Pero la verdadera finalidad de estos mercados no está en hacer dinero, sino que se consideran puntos de encuentro y un sitio donde desenvolverse socialmente. Las mujeres del mercado en sus puestos ponen cosas casi inútiles, son una simple excusa para sentarse al lado de sus vecinas y discutir sobre sus temas, reírse junto a ellas mientras ven pasar una multitud innumerable ante sus ojos y disfrutar del día.

Uno de los mercados más famosos de África es el mercado de Onitsha, se dice que es el más grande y impresionante de todo el mundo gracias a toda la multitud que acude a él. Antes de poner rumbo al mercado de Onitsha, Kapuscinski, Tiene que ganarse el respeto de Omenka, que es el que le acompañará en su viaje. El mercado de Onithsa tiene hasta su propia literatura, basada en folletos, poemas, anécdotas… Pero los más pobres no tienen a su alcance estas obras tan peculiares, por tanto estos pueden acudir por un céntimo a audiciones del autor de la obra.

De camino a Onitsha hay un gran atasco que no deja margen de maniobra para poder salir de éste. Kapuscinski tiene prisa así que decide caminar bajo el sol africano en busca de la causa de tal embotellamiento, al final descubre que es un enorme agujero lodoso donde los vehículos caen dentro hasta que un grupo de personas, siempre diferentes, se las apañan para ingeniar un método de rescate para el vehículo. La zona del enorme socavón se convirtió en una zona de encuentro social donde las personas reían i hablaban y los niños jugaban. Éste suceso daba trabajo a los que no tenían y de esta manera podían ganar algo de dinero, incluso observó una casa que tenia un rótulo garabateado que ponía hotel, destinado a las personas que tenían que esperar días para poder ser rescatados del enorme agujero y poder acceder al famoso mercado de Onitsha.

Fernando Soler Bustamante 2º Bach. A



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