lunes, 16 de enero de 2012

Oro y sal

En este capitulo el escritor se aloja en un albergue llamado Centre d' Accueil en la localidad de Bamako, esta localidad esta situada oeste de África, haciendo frontera con el desierto del Sáhara. El escritor observa la poca actividad social que hay en las calles, por un parte comprensible por el asfixiante y abrasador sol que incide sobre ellos. Unos días mas tarde a la llegada de un conocido suyo llamado Jorge Esteban que recorría África occidental en busca de material publicitario, relata que queda totalmente fascinado cuando su amigo saco una especie de silbato y inicio una melodía que atrajo a un gran numero de gente del vecindario. El, sorprendido, observaba como aquellas persona , las misma que parecían estar muertas instantes anteriores, rodeaban al periodista y se pusieron a danzar. Ese hecho afirma el autor no es de carácter lúdico sino mas bien una forma de expresarse la cual les permitía canalizar toda aquella creatividad y existencia que no podían mostrar en esos días largos y calurosos.

Kapuscinski se dirige a esta localidad africana con la finalidad de coincidir con algún altercado relacionado con los Tuaregs. Estos altercados se producen en las épocas de sequía cuando los Tuaregs o también llamados eternos errantes descienden del corazón del Sáhara hasta las ricos pastos de las aldeas sedentarias para abastecer a sus rebaños. Estos poblados percibes el descenso como una invasión por experiencias pasadas en la época de colonización que provoca un conflicto entre los Tuaregs y los Bantúes sedentarios.

El escritor decide ir a la ciudad de Mopti para así llegar a Tombuctú una ciudad realmente afectada por la guerra entre tribus. De camino a Mopti lee un libro de un mercader que explica como en en las condiciones que se encuentran los Tuareg consiguen establecer un tipo de mercado muy sorprendente conocido como mercado mudo, entre las tribus sedentarias y los habitantes del desierto. Los hombres del Sáhara proporcionaban sal a cambio de oro, la extraían del centro del desierto trasportandola hasta orillas del río Níger donde se realizaba la comercialización. Los Tuaregs forman montículos de sal a la orilla del rió y se alejan a la distancia de medio día de camino, entonces llegan los hombres de otra tribu que no mantienen relación con ninguna otra tribu y depositan al lado de cada montaña de sal la cantidad de oro que creen que vale y vuelven con sus barcas por donde han venido entonces los otros vuelven y si encuentran suficiente la cantidad de oro se lo llevan dejando allí la sal. Si encuentran el trato injusto se vuelven a marchar dejando el oro y la sal intactos así cuando vuelvan los de la otra tribu decidirán si dan mas oro por la sal o se lo llevan y cancelan el trato.

Al llegar a Mopti encuentra una aldea de pescadores arrasada por los Tuaregs y le explican que el ejercito esta luchando con los Tuaregs para que eso no vuelva a ocurrir. En el aeropuerto de la ciudad consigue sobornar al jefe y meterse en un avión que le llevara a la ciudad de Tombuctú, durante el vuelo queda fascinado por la inmensidad estéril del Sáhara y todos esos mensajes escondidos en su interior que solo saben descifrar los Tuaregs.

El llegar a la ciudad de Tomboscú observa el despliegue militar de la zona y como las viviendas son chozas de barro que se confunden con el color de la arena, ademas de la insoportable calor que no le dejaba respirar. No se percato de la existencia de ningún habitante de esa localidad, solo calles vacías y absoluta desolación...


Toni Ramis Ortega 2º Bachillerato C



En Bamako, estoy en un albergue que se llama Centre d'Accueli, es un lugar muy bonito y económico, lo malo, es que solo hay una ducha para las diez habitaciones que se alquilan y siempre está ocupada por un joven noruego. El interior de África arde como fuego, en la estación seca reina el calor. En la calle donde vivo, junto a las paredes, portales, pasadizos y bajo los árboles se ve gente sentada disfrutando de la sombra

Un día llegó de Valencia Jorge, que tenía una agencia de viajes y recorría África Occidental en busca de materiales para un anuncio publicitario. Pasó un día con nosotros. Al mediodía, colocó su Canon sobre un trípode y con un silbato empezó a silbar, en un instante, la calle se llenó de gente y se pusieron a bailar. Era algo más importante que divertirse, estaban concentrados y atentos. Inactivos durante días, de repente se volvían visibles. Jorge sacaba fotos, necesitaba una en que aparecieran una ciudad africana divirtiéndose. Finalmente los bailarines se detuvieron y empezaron a dispersarse y a desaparecer en el interior de sus casas.

Fui a Bamako para coincidir con la guerra de los tuaregs. Estos desprecian toda delimitación. Las comunidades sedentarias y los tuaregs llevan siglos en guerra. La sequía hace desaparecer los pozos y los tuaregs van a territorios de los sedentarios a buscar agua para ellos y sus rebaños. Los sedentarios lo ven como una invasión, ya que los tuaregs queman sus casa, roban su ganado y los esclavizan. Las dos comunidades son muy distintas, por una parte, los bantúes ven en la teirra la fuente de su fuerza y sepultan sus muertos en sus propios campos, mientras que los tuaregs entierran a sus muertos en cualquier lugar.

En esta parte de África existe el comercio mudo, consiste en un intercanvio de oro por sal entre dos tribus distintas, entre las cuales nunca llega a haber contacto.

Los tuaregs van desapareciendo a causa de sequías, del poco saqueo y de tener que trasladarse allí donde hay agua. Hoy en día no queda más que medio o un millón de personas. A mi vecino del autobús, comerciante de Mopti, los tuaregs le caen mal y está contento de que el ejército haya podido con ellos. Diwara( el comerciante) pedirá a un primo suyo que me enseñe la huella que han dejado los tuaregs. Su primo, era amigo de un hombre que tenía un barca, este nos llevó hasta una pequeña isla, donde había restos de chozas de barro reducidas a escombros a causa de una incursión de los tuaregs.

Una vez en Miopti, lo más difícil fue llegar a Tumbuctú, Ya que el camino estaba cortado por el ejército a causa de las guerras. Quedaba el pequeño avión de Mali Air, tuve que sobornar al jefe del aeropuerto para poder volar. Una vez en Tumbuctú vi que es un ciudad pequeña de chozas de barro levantadas sobre la arena, Allí el calor es tal, que resulta imposible moverse. En las calles no encontré ni un alma, pero si la casa donde había vivido Heinrich Barth, uno de los más grandes viajeros del mundo


M.Angel Serra Jaume 2ºbat A


Nuestro escritor, Ryszard Kapuściński, se encuentra en Bamako, la capital de Mali, concretamente en un albergue que se llama Centre d' Accueil. La poca actividad de la población maliense es observada con detenimiento por el escritor.

Días mas tarde a la llegada de un amigo de Ryszard llamado Jorge Esteban que viajaba por la zona de África Occidental en busca de materiales para grabar un anuncio publicitario publicitario, explica su fascinación cuando Jorge saca un silbato potente y haciendo música con éste, atrajó una gran multitud de los vecinos de la ciudad y seguidamente estos empezaban a danzar rodeando a Jorge. El autor relata que no se trata de un hecho lúdico sino que de esta manera se expresaban con toda su creatividad y originalidad.

El escritor viaja a la ciudad de Mali con la meta de ver algún altercado de un grupo de tuaregs descendientes del corazón del Sáhara que sembraban el pánico entre la población en épocas de colonización. Los tuaregs son poblados nómadas que han tenido experiencias pasadas en épocas de profunda invasión que provocaba un enorme conflicto entre los tuaregs y los bantúes. De nuevo de viaje, ésta vez dirigiéndose a Mopti, lee un libro de un mercader que relata como en las condiciones tan precarias de los tuaregs consiguen establecer un mercado sorprendente conocido como mercado mudo, entre las tribus sedentarias y la población del desierto.

Este tipo de mercado consiste en que los hombres del Sáhara proporcionan sal a cambio de oro, la extraían del centro del desierto llevándola a orillas del río Níger donde se realizaba la comercialización. Mientras los tuaregs forman montículos de sal a la orilla del rió, se alejan y entonces llegan los hombres de otra tribu que no mantienen relación con ninguna otra tribu y depositan al lado de cada montaña de sal la cantidad de oro que creen que pueda costar.

Cuando llega a Mopti encuentra una aldea de pescadores arrasada, como no, por los tuaregs y le explican que el ejército ha juntado todas sus fuerzas y está luchando contra los tuaregs. Recién llegado al aeropuerto consigue sobornar al jefe y meterse en un avión que le llevará a Tombuctú, ya en el vuelo queda consternado por la impresionante esterilidad del desiero saháraui. En Tomboctú observa el equipo militar de la zona y como las viviendas son nada más y nada menos chozas de barro que se cualquiera confunde con el color de la arena. El calor asfixiante casi que no le dejaba respirar.

Finalmente en el final del capítulo se relata la descripción de las calles angostas, recónditas y vacías llenas de total desesperación sin tener en cuenta ninguna persona de Tombuctú.

Pau Sanfeliu 2º Baxhillerato A


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