lunes, 16 de enero de 2012

Lalibela 1975


En los años 70, África estaba en una etapa oscura llena de guerras, pobreza y demás debido a la crisis. Se acabo la época de los 50 y 60, la cual había dado paso al liberalismo, donde los sabios predicaban la mejora del continente con su llegada. Pero no ocurrió nada de esto, al contrario, los países entraron en guerra por sus intereses, dejando de lado las necesidades de los países débiles y cubriendo de sobra los de las grandes potencias, a lo que hay que añadir el racismo hacia los negros.

Teferi, me recomendó ir a las afueras a los pequeños poblados, para poder ver cómo eran las cosas realmente, dado que el tenia una empresa de transporte que se dedicaba a transportar diversas cosas y pasaría por las rutas de Wollo y Haragua, me ofreció que fuera con los choferes.

Viajar por etiopia resulta muy pesado y a veces peligroso, solo podíamos viajar por el día, ya que del anochecer al alba nos podían atacar las bandas de shiftas, por eso los policías de cada ciudad no te dejaban salir a no ser que creyesen que daría tiempo a llegar a la siguiente ciudad o policía antes del anochecer. Allí las distancias no se miden en quilómetros sino en días u horas y debido al mal estado de los vehículos era difícil saber que iba a pasar.

A medida que nos íbamos alejando de la ciudad, se veía más despoblado y muerto el terreno, apenas había mujeres y niños trabajando.

Al llegar a la siguiente ciudad, nos adentramos en el mercado, donde no se escuchaba el barullo que suele haber en estos sitios, al contrario había gente esquelética y enferma por todos los rincones, que habían venido en busca de comida y agua. En el país dominaba la hambruna, a pesar de que había comida para todos, los precios habían subido de tal manera que no podían permitírselo, a lo que hay que añadir que el gobierno negaba esta situación junto con la ayudas del exterior.

Llegamos a Lalibela, donde salieron a nuestro encuentro un grupo de chiquillos, los cuales pedían ser nuestro acompañante, ya que era la única manera de ganar algo de dinero. El mío era Tadesse, un joven estudiante al que le faltaba un ojo.

Me cogió del brazo evitando así que me precipitara por un abismo, donde pude observar 11 iglesias que estaban hechas en el interior de las montañas y se comunicaban mediante túneles subterráneos. Por debajo de nosotros había una muchedumbre de mendigos, que parecían un enjambre, formando un único cuerpo del que sobresalían brazos y bocas a la espera de que les tirásemos algo, a medida que nos íbamos moviendo, ese enjambre nos seguía desde abajo, mientras dejaba algunos por el camino.

Cristina Hidalgo 2º Bachillerato C


En Etiopía central, un lugar en el que nunca se imaginaría vida, habita gente en condiciones extremas. En alguna de sus provincias, la gente muere en masa a causa del hambre. En los años setenta, África entró en una crisis interna, y empezó el problema del hambre. También la mayoría de países africanos se independizaron del colonianismo, como sinónimo de libertad por los sabios. Los sabios se equivocaron. La Guerra Fría causo el olvido de dichos países, tratando de objetos a sus habitantes. Viajar en Etiopía es un misterio y peligroso. Las distancias se miden por el tiempo a tardar, y los policías deciden el paso, a causa de unas bandas que operan de noche. En Debre Sina, antes de llegar a Lalibela, un policía advirtió de la pobreza y el bandalismo de ese lugar. En el centro de esa ciudad imperaba el hambre y la muerte, no por falta de recursos, sinó por la mala organización y la arrogancia del gobierno. Lalibela está llena de iglesias en el centro de las montañas, que sirven de recaudo a la gente moribunda, que espera su salvación.

Antònia Garau 2º Bachillerato A

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